Nuestro protagonista, que se llama Felipe, tiene (y tuvo toda
su vida) una cuestión entre ceja y ceja. Sí, en el entrecejo.
Para entender bien lo que le pasa es necesario que les cuente
rápidamente lo que son los chakras. La palabra chakra significa rueda, por ende
los chakras hacen referencia a las ruedas o centros energéticos que se
encuentran en distintas partes del cuerpo. Hay 7 principales que recorren la
parte central de nuestro cuerpo y varios secundarios, en este caso nos vamos a
situar en el número 6, más conocido como Tercer Ojo.
En sus primeros años de vida Felipe no se percató de lo que
le pasaba, tal vez porque era muy chico para entenderlo. Resulta que periódicamente
le picaba la zona del cuerpo donde se ubica el sexto chakra, llamado Ajná. Sus
padres en su momento pensaron que rascarse la frente, más precisamente el entrecejo, era solo el
producto de un tic ante situaciones que
lo incomodaban o lo ponían nervioso. Pero a medida que pasaba el tiempo ese
pequeño acto se había vuelto una especie de costumbre y el chico, ya no tan
chico, se empezaba a dar cuenta.
Cercano a cumplir los 18 años el destino quiso que se cruce
con un anciano en el colectivo, se notaba a la legua que este hombre con larga
barba contaba con mucha sabiduría. Cuando vio la manera en la que Felipe se
rascaba la frente lo miró fijamente a los ojos y le dijo que no lo haga, que
deje librado su entrecejo y que trate de percibir lo que éste le quería decir.
Nuestro protagonista lo miró con cara rara pero como le encantaban los desafíos
dejó que la picazón se hiciera más intensa y cerró los ojos. En cuestión de
segundos los volvió a abrir maravillado. En ese tiempo pudo visualizar al
hombre que lo acompañaba en el colectivo bajarse en la parada donde había una
clínica, muy feliz porque su hija se había recuperado completamente de una
enfermedad que la tenía entre la vida y la muerte. El hombre le confirmó que
esto era cierto y le contó lo que unos párrafos arriba les dije sobre los
chakras, agregó que ese chakra, que al rascarlo de alguna forma lo bloqueaba, representa
la intuición, la percepción y la clarividencia.
Pero como dice el refrán “no todo en la vida es color de
rosa”, ahora que Felipe era consciente de esta situación empezó a afinar su
sentido y pudo darse cuenta que el sexto chakra se activaba cada vez que se
encontraba ante una persona que tenía las emociones a flor de piel, ya sea muy
felices o demasiados tristes por situaciones que le tocaban vivir, y obviamente
saber que le podría pasar algo malo a sus seres queridos no era de su agrado.
Convivió muchísimo años con esta dicotomía, no sabía si era o
no una bendición poder anticiparse o ver más allá de la visión de los demás, le
era difícil poder guardarse algo que sabía con certeza que ocurriría. Sin
embargo, como dice otro refrán “el diablo sabe por diablo pero más sabe por
viejo”, cuando Felipe llegó a la tercera edad comprendió que aquello que
consideraba negativo de su relación con el tercer ojo no era más que una
herramienta fundamental para el crecimiento personal de las personas de su
entorno.
Fue así que un día antes del nacimiento de su nieta, una muy
fuerte señal en su entrecejo anticipó la llegada. Una vez en la clínica tomó a
la beba entre sus brazos y en un acto de profundo amor besó su frente. En ese
instante pudo verse él mismo de bebé mientras lo sostenía su abuela y le daba
el beso con el mismo cariño. Ahí comprendió que esa capacidad se la había
transmitido ella, y que era el turno de que él se la traspase a su bella nieta.
Ahora Felipe mirándola con inmensa ternura esperaba vivir muchos años más para
explicarle a la nena lo que le había costado tanto tiempo dilucidar.
Escrito por Nicolás Martín Valmaceda para el blog Signo por Signo
1 comentario:
bonita historia, me agradado y da una leccion de qeuno hay que temerle a lo desconocido.
el libro de sueños
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